Por
Rodulfo Reyes
Sin un árbitro que meta orden, empeora el pleito interno en Morena ahora con la injerencia del gobernador Carlos Manuel Merino Campos en la discrepancia entre las corrientes del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y del director de Fonatur, Javier May Rodríguez. El fondo del pleito es la ambición por el gobierno de Tabasco.
El jueves pasado, en una gira por el municipio de Comalcalco, de donde es oriundo Javier May, quien ya fue dos veces alcaldes de allí y en donde desde hace varios trienios gobiernan allegados a él, Merino Campos se involucró en la reyerta casera.
Dijo el jefe del Ejecutivo en la tierra de uno de los cabecillas del grupo de Los fundadores o duros: “El gobierno del estado no se apropia de los municipios, no somos caciques, evitamos monarquías y autoritarismo, ni Comalcalco es de unos ni el estado de otros, todos somos un mismo Tabasco”.
El mensaje, que pretendía ser conciliador, prendió a quienes alardean ser los verdaderos lopezobradoristas; en vez de apaciguarlo, el descontento interno contra Adán Augusto creció.
El centro de la disputa es que May quiere ser gobernador, y para ello –como media de presión en contra de López Hernández– su estructura está apuntalando a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, para que sea la abanderada presidencial de Morena.
En el equipo de May estiman que si Claudia es investida, en automático Javier será la carta de Morena en las elecciones para gobernador de 2024, dando por hecho que al no lograr la nominación a Palacio Nacional Adán Augusto se irá al ostracismo.
Para acotar a López Hernández, quien en agosto de 2021 que fue nombrado titular de Bucareli dejó en la Quinta Grijalva a Merino Campos, que ha sido su sustituto cuando se separó de una diputación y de la senaduría, el grupo de May está desacreditando al Gobierno de Tabasco.
Tras haberse pronunciado abiertamente por Sheinbaum y May, José Ramiro López Obrador afirmó el sábado 10 de septiembre, en un acto a favor de aquellos, que a Tabasco no había llegado la Cuarta transformación y que para que la 4T se instale en la cuna del lopezobradorismo era necesario que el dirigente de su grupo se hiciera del gobierno tabasqueño.
En ese marco de divisionismo, que se agudiza porque nadie en Morena ha salido en defensa de Adán Augusto, es que el gobernador Merino se metió en la confrontación avivando la llama del encono.
El director de Fonatur es –o al menos lo ha intentado– una suerte de vicegobernador tratando de aglutinar a los 17 alcaldes en favor de Claudia Sheinbaum. Y son pocos, contados, los presidentes municipales que se han mantenido leales al secretario de Gobernación: las de Centro y Cárdenas, Yolanda Osuna Huerta y María Esther Zapata, respectivamente; así como los de Huimanguillo, Oscar Ferrer Ábalos; de Macuspana, Julio Gutiérrez Bocanegra, y de Jonuta, Eric Garrido.
La directiva de Morena está con López Hernández, aunque en protesta Los fundadores no aceptaron ninguna cartera; en el Congreso local también controlan alrededor de la mitad de la bancada.
La pelea a muerte en el movimiento lopezobradorista no ha logrado salir de Tabasco: son pocas las veces que los medios de la capital del país se han referido al suceso; solo ha sido replicado el video donde José Ramiro denuncia que Adán Augusto no puede ser candidato presidencial porque no pudo gobernar Tabasco.
De ahí en fuera se ha logrado mantener como un asunto estrictamente del ámbito tabasqueño un caso que tiene que ver directamente con la sucesión presidencial, pues se está usando el apoyo de May a Sheinbaum para enmascarar que el fondo es la añeja bronca de Adán Augusto con May y Octavio Romero Oropeza, director de Pemex.
Por lo pronto la primera batalla parece irla ganado May: aun sin tener el control de la dirección del partido, ha logrado sentar en el banquillo de las redes sociales al secretario de Gobernación como responsable del mal gobierno en Tabasco, para lo cual se ha emprendido una campaña a fin de demostrar que no sirvió el libramiento de la avenida Universidad en Villahermosa, la obra construida en el período de tres años que Adán Augusto estuvo al frente de la Quinta Grijalva.