Por
Rodulfo Reyes
Cuando ya prácticamente ha fenecido el Gobierno de la llamada Cuarta transformación, en muchos sectores de Tabasco no se había encontrado una razón de peso por la que el exgobernador Arturo Núñez Jiménez no será juzgado por el terrible daño patrimonial hecho al estado en su gestión. De lo que nadie tiene duda es que el presidente Andrés Manuel López Obrador protege al expriísta que, con su apoyo, logró la Quinta Grijalva en 2012.
El libro El rey del cash/El saqueo oculto del presidente y su equipo cercano parece darnos una pista: Núñez aportó dinero en efectivo a la campaña presidencial de su paisano, según asegura la periodista Elena Chávez, la autora del texto que durante 18 años fue pareja sentimental de César Yáñez, hombre cercano al de Macuspana hasta que contrajo nupcias en una boda suntuosa publicada en las páginas de la revista Hola, oráculo de la socialité de bronce.
No es que nadie haya sospechado que entre el de Macuspana y el marido de Martha Lilia López Aguilera hubiese un pacto para evitar que el perredista fuera llamado a cuentas. De ninguna manera. Indicios los hubo a borbotones y a la vista de todos cuando, durante las campañas para las elecciones para gobernador de 2018, el candidato de Morena, Adán Augusto López Hernández, no dejaba de llamar demócrata a Núñez por no involucrarse en el proceso electoral, como si no fuera obligación de los gobernadores mantenerse al margen de la jornada.
Adán Augusto llegó a más en uno de los debates entre candidatos a la Quinta Grijalva al afirmar que, de ganar las elecciones, iba a reformar la Constitución local para que los programas sociales del DIF estatal a cargo de Martha Lilia se convirtieran en ley.
Poco después, ya sentado en Plaza de Armas el nuevo mandatario morenista, se pondría en evidencia que el programa Corazón amigo, entre otros diseñado por López Aguilera, que fue funcionaria porque su esposo reformó las leyes para que su cargo de presidenta del DIF no solo fuera honorario sino que pasara a formar parte del organigrama de gobierno, había sido una cueva de ladrones, en donde se había confeccionado un padrón falso de personas con capacidades diferentes a cuyo nombre se desangró el erario.
A la mujer de Núñez, pues, no le dolió el corazón lucrar con las necesidades de tabasqueños discapacitados para robar. Esto lo denunció el diputado federal morenista Mario Llergo cuando era titular de la Secretaría del Bienestar del gobierno de Adán Augusto.
Las auditorías que mandó a hacer Llergo se quedaron en el archivo, y ni siquiera fueron turnadas a la Fiscalía General del estado para castigar este caso tan inhumano por usar a personas con capacidades diferentes para saquear a manos llenas.
Que Arturo Núñez ha sido uno de los mayores depredadores del presupuesto no lo dice la oposición a Morena: Las denuncias las presentó Adán Augusto, quien, desde que era gobernador electo, empezó a ventilar en los medios los negocios al amparo del poder, como la compra de un terreno cuyo precio fue inflado pero solo se le pagó una parte al vendedor, mientras funcionarios nuñistas se quedaban con una gran tajada.
También el pago de facturas de medicamentos que no fueron recibidos en la Secretaría de Salud. El ahora secretario de Gobernación llegó a decir incluso que poseía videos en los que se podía ver a los funcionarios de Núñez negociando en notarías públicas la entrega de moches.
Pero los señalamientos del ahora precandidato presidencial se quedaron en simples bravatas, luego de que el 23 de agosto de 2019 el presidente López Obrador aseguró en una conferencia de prensa ofrecida en las instalaciones de la 30 Zona Militar, de Villahermosa, que su gobierno no iba perseguir a Núñez.
Argumentó que desde que asumió la Presidencia, en diciembre de 2018, había dejado en claro que “la venganza no es mi fuerte”, como si hacer justicia desde las instituciones fuera un acto personal.
¿Por qué el de Macuspana refirió el tema de la venganza en el caso de Núñez?
La respuesta se encuentra en el libro de la expareja de César Yáñez:
Cuenta Elena Chávez que por recomendación de AMLO, el PRD, el PT y MC le dieron la candidatura al Gobierno de Tabasco en 2012 “a quien siendo coordinador de la bancada priista en la LVII Legislatura aprobó el Fobaproa, acción reprobada, denunciada y machacada por el hoy presidente cuando este dirigía al partido del sol azteca a nivel nacional”.
¿No tienen otros personajes para la gubernatura?, dice la colega que le preguntó a su marido al enterarse de la decisión. “Pues sí, pero el licenciado (López Obrador) quiere que sea Arturo”, le contestó.
“En los mítines en Tabasco, López Obrador insistía, una y otra vez, en que su paisano era el hombre ideal para gobernarlos, no solo por su experiencia en el servicio público obtenida como militante del PRI, donde mandaba la “mafia del poder”, sino porque era superrequetehonesto, y no se iba a robar nada del estado ni de su pueblo”, narra.
“Confíen en mí, les pedía a los tabasqueños teniendo siempre a su izquierda al candidato. Incluso, para convencer a los electores, les prometió que si le ayudaban a ganar a Núñez, él mismo le ayudaría a gobernar… Así, juntos se llevaron toda la campaña, con elogios mutuos y firmas simbólicas de acuerdos que, cuando ganó la gubernatura, Núñez no cumplió”, agrega.
Señala que Yáñez le dijo: “Ya nos cayó otro traidor” cuando Núñez “sacó las uñas y no aceptó que López Obrador cogobernara con él”.
Se expone en El rey del cash: “Sin analizar de fondo la situación, recuerdo que le comenté que su jefe no había formado a su paisano, que también usaba guayaberas, como había hecho con otros políticos. Núñez había salido del PRI ya como un político consumado, y permitió que hicieran campaña juntos solo porque en ese momento lo necesitaba. Ante lo que ellos llamaron traición, el rompimiento fue total y ventilaron en medios todas sus diferencias. López Obrador no bajaba de traidor a Núñez, y Núñez, como cualquier chamaco de secundaria, lo retaba a “verse a la salida”. Lo que nunca dijeron López Obrador, ni César, ni la dirigencia de los partidos que postularon a Arturo Núñez, es que él también fue benefactor, es decir, cumplió con su cash para el movimiento guinda”.
Así que cuando la Historia juzgue a López Obrador, el haber protegido al exgobernador que para infinidad de tabasqueños ha sido el más ratero de todos los tiempos, el de Macuspana seguirá llevando en sus alforjas ese cadáver putrefacto que no pudo enterrar porque ese viejo de lobo de mar pupilo Fernando Gutiérrez Barrios se cuidó de guardar bien las pruebas para demostrar que le dio millones y más millones al hombre que el libro describe como alguien que tiene al poder como su gran amor y su obsesión.