Redacción
Rodulfo Reyes
Pese a que en la clase política existe la certeza de que el próximo candidato de Morena a la gubernatura de Tabasco lo elegirá el presidente Andrés Manuel López Obrador, nunca antes en la formación política del de Macuspana habían alistados tantos tiradores por la Quinta Grijalva, lo que se entiende por la supremacía de Morena en la cuna presidencial.
En 1988 y 1994 él mismo fue abanderado al gobierno tabasqueño, pero en 2000 que fue tras la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, operó para que Raúl Ojeda Zubieta contendiera por el Ejecutivo local y lo volvió a respaldar en los comicios extraordinarios de 2001 –ante la anulación de los comicios constitucionales de un año atrás por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)–, lo mismo que en 2006.
En 2012, López Obrador se pronunció por Arturo Núñez Jiménez, de quien al inicio de su gobierno llegó a decir que era “un lujo para Tabasco”, si bien terminó convertido en “el peor gobernador de todos los tiempos”; en 2018 empujó a Adán Augusto López Hernández, a quien destapó públicamente tres años antes.
Si siendo dirigente opositor pudo maniobrar sin contratiempos la designación de quien contendería por el despacho de Plaza de Armas, se prevé inevitable que su dedito señale al bueno para 2024.
En sexenios anteriores, de acuerdo con la tradición tricolor, cuando el PRI mantenía la Presidencia y la gubernatura tabasqueña, el Presidente y el candidato a sucederlo se ponían de acuerdo, pero las más de las veces era el mandatario saliente el que llevaba mano.
Hasta el momento por lo menos 12 militantes de Morena se han apuntado para suceder al mandatario Carlos Manuel Merino Campos, mas en términos estrictos solo se ve a tres: Rosalinda López Hernández, directora de Auditoría del SAT; Javier May Rodríguez, director de Fonatur, y al excandidato Raúl Ojeda Zubieta, delegado del vinotinto en Morelos.
A lo mucho se agrega al director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, en caso de que el responsable de la construcción del Tren Maya no logre despuntar.
Aunque nadie duda que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, es el funcionario más cercano al Presidente y que en su papel de precandidato o corcholata lleva un rol trazado desde Palacio Nacional, se cree que el número dos del gabinete podría ser un factor en la sucesión local.
Por ejemplo, si Adán Augusto no es candidato presidencial, como una consideración o una especie de pago de servicios, su paisano le podría permitir que “opine” en la sucesión local.
Es ahí donde se le ven todas las posibilidades a su hermana Rosalinda, que, además, es la más preparada académicamente y la que cuenta con mayor experiencia en administración de los apuntados.
Por eso, como dijo el diputado morenista Emilio Contreras Martínez de Escobar, muchos de quienes han levantado la mano para lograr la nominación a la gubernatura, en realidad estén buscando otras posiciones.
Sin embargo, hay quienes consideran que existen políticos que se marean y como no pueden ubicarse en la realidad, en verdad creen que deben ser candidatos.
Pero la tesis que prevalece frente a tanto destape es que en Tabasco, a diferencia de lo nacional, hay la certeza de que Morena se adjudicará otra vez la gubernatura y ante esto cualquiera se siente con posibilidades por el cuantioso peso político de la marca.
Según analistas, dependiendo de cómo termine el gobierno de la república en lo económico, lo financiero y lo político, y después de la unidad que se alcance tras la selección del candidato presidencial, se verá la viabilidad de que López Obrador designe sin contratiempos al próximo gobernador.
Una señal de que AMLO es quien realmente tiene los hilos políticos en Tabasco: el lunes que en Palacio Nacional se conmemoró el 150 aniversario luctuoso de Benito Juárez, el único tabasqueño invitado fue Raúl Ojeda, pese a que en el círculo cercano a Javier May se le ha enderezado una campaña por un comentario que hizo López Obrador en 2015, durante las elecciones intermedias de ese año, cuando Ojeda era secretario de Gobierno con Arturo Núñez.
En un mitin, el hoy presidente acusó al encargado de la política interna de aquel momento de ser mapache electoral.