Por
Rodulfo Reyes
A juzgar por la forma en que Andrés Manuel López Obrador ha resuelto las candidaturas a gobernador de Tabasco, primero en el PRD desde 1994 y en Morena hace cinco años, se advierte difícil que pueda contender por la Presidencia alguien que no sea del agrado del natural de Macuspana que despacha en Palacio Nacional.
Si como dirigente opositor pudo nombrar en su tierra sin contratiempo a cinco abanderados a la Quinta Grijalva, incluso hasta cuando alguno trató de montarse por la libre en su movimiento, ahora desde el epicentro mismo del poder en México se antoja casi imposible que el Presidente vaya a perder la partida.
El discurso de que es “el pueblo” el que elige a los candidatos y que él no se mete en temas de su partido lo mantiene desde que era factor de poder en su terruño en el sol azteca.
Contado por testigos de primera mano, este reportero conoce la forma en que el mandatario nacional en 2005 evitó que alguien que no era de su círculo se quedara con la nominación a Plaza de Armas.
Relatada por sus protagonistas, la historia comienza el 17 de septiembre de 2005 en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México. Allí se encontraban tres reporteros tabasqueños que esperaban vuelo para Villahermosa: René Alberto López, corresponsal en Tabasco de La Jornada, era acompañado por José Frías Cerino y Edy Díaz, a quienes había invitado a la fiesta del aniversario de la fundación de su periódico celebrada la noche del día 15.
El periodista René Alberto recibió una llamada en su celular de Raúl Ojeda Zubieta, quien ya había sido candidato perredista a gobernador en las elecciones de 2000 y en los comicios extraordinarios de 2001 y era mencionado de nuevo para 2006.
El ahora presidente del consejo político estatal de Morena le confió a René Alberto, de los contados periodistas de izquierda de Tabasco, que el licenciado quiere que yo vuelva a ser candidato.
López Obrador había solicitado licencia a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México el 29 de julio de 2005, y se preparaba para ser candidato a la Presidencia, la cual se disputaría tres meses antes (en julio) que las elecciones para gobernador de Tabasco (en octubre).
Desde mediados de 2005 se empezó a mencionar como aspirantes al propio Ojeda y los ex priístas Humberto Mayans Canabal y Arturo Núñez Jiménez.
Mayans, uno de los políticos más completos de Tabasco, se adelantó con publicidad en la radio: una estrofa de la canción “Me importas tú” sonaba en las estaciones de mayor audiencia con su propaganda insertada.
Ojeda, según ha referido él mismo en algunas entrevistas, ya no quería repetir en 2006, y su aspiración era ser secretario de Turismo en el eventual gobierno de López Obrador, que aventajaba de calle en las encuestas al priísta Roberto Madrazo Pintado y al panista Felipe Calderón Hinojosa.
Acaso Andrés Manuel estaba seguro de ganar la Presidencia, por lo que la victoria en Tabasco, tres meses después, sería consecuencia de su triunfo. Él, sin embargo, no quiso que fuera abanderado ningún otro más que Raúl.
Por eso cuando Ojeda le dijo al periodista René Alberto que el licenciado quiere que yo vuelva a ser candidato, ya estaba echada la suerte de los que querían colarse por su cuenta y riesgo.
Al colaborador de La Jornada, que cuando cubrió las tres campañas de Ojeda era el único periodista que se transportaba en la Suburban del candidato, el personaje de esta historia le pidió de favor que le llevara a Laureano Naranjo Cobián un documento que se había redactado a nombre de todos los consejeros estatales del sol azteca a favor de su candidatura de unidad.
La idea era que el consejo en pleno se pronunciara por Ojeda para que por unanimidad fuese designado, pero Naranjo no quiso estampar su firma en el documento, que el final fue avalado por los demás integrantes del máximo órgano de dirección del partido.
El 31 de octubre de 2005, una nota de La Jornada fechada en Villahermosa y firmada por René Alberto López informó: “Por amplia mayoría, el Consejo Político Estatal del PRD designó al senador Raúl Ojeda Zubieta candidato al gobierno de Tabasco, para contender en las elecciones a realizarse el 15 de octubre de 2006, en las que además se renovarán las 17 alcaldías y el Congreso locales (…)”.
Poco después, Humberto Mayans renunció a su militancia perredista y se unió al candidato del PRI a la gubernatura, Andrés Granier Melo, quien lo hizo su coordinador general de campaña.
Granier derrotó a Ojeda por amplio margen, y algunos analistas consideraron que entre los votos logrados por el Revolucionario Institucional había que contar a los seguidores de Mayans.
Con la prueba fehaciente de que en 2006 fue AMLO quien designó a Ojeda, puede entenderse que lo haya hecho también en 2000 y 2001.
Según ha revelado Ojeda en algunas entrevistas, en 2000, antes de darle a él la nominación, AMLO se la ofreció a dos personas más (este reportero puede asegurar que quienes la rechazaron fueron Arturo Núñez Jiménez y Humberto Mayans).
Como en 2000 el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) anuló la victoria del priísta Manuel Andrade Díaz por encontrar diversas irregularidades, para los comicios extraordinarios de 2001 el sol azteca repitió al abanderado.
En 2012 no hubo contratiempo para que se nominara a Arturo Núñez, a quien López Obrador consideraba “un lujo para Tabasco”, si bien pasó a la historia como “el peor gobernador” que ha tenido la tierra de Carlos Pellicer.
Tampoco en 2018 surgió oposición interna para que, ya con Morena bajo la égida del ahora Presidente, Adán Augusto López Hernández fuese palomeado.
Si bien ese año Octavio Romero Oropeza trató de boicotear al actual secretario de Gobernación, AMLO lo sacó de inmediato del estado enviándolo como delegado del vinotinto a Hidalgo.
Hoy, sentado en Palacio Nacional con más poder que ningún otro presidente de los últimos tiempos, se ve complicado que no sea elegida la corcholata que él quiera que lo releve para implantar su proyecto transexenal.