Por
Rodulfo Reyes
En Tabasco empieza a surgir un escenario según el cual será un hijo del Presidente el que empuje al candidato de Morena para las elecciones de gobernador de 2024. Andy, el aludido, ha logrado enfilar a dos prospectos, que son los que tienen los mejores reflectores y más recursos para resaltar entre la manada de aspirantes.
Andrés Manuel López Beltrán lleva de la mano a quien ocupa el cargo federal desde el cual se promueve al cuadro que a la postre será abanderado a un gobierno estatal, como en su momento ocurrió con Delfina Gómez en el Estado de México.
Se trata de Daniel Casasús Ruz, coordinador de los delegados federales en Tabasco y quien vive en la casa que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene en Villahermosa, pero que le fue prestada por su amigo Andy, el único de los descendientes del de Macuspana que se encuentra involucrado en la política.
Casasús, quien es amigo de infancia de López Beltrán, fue nombrado coordinador de programas sociales federales en Tabasco a principios de septiembre del año pasado, luego de que Carlos Manuel Merino Campos renunciara a ese cargo para tomar posesión como gobernador, tras la solicitud de licencia de Adán Augusto López Hernández, quien el 21 de agosto de 2021 asumió la Secretaría de Gobernación.
Al arranque de la actual administración de Tabasco fue nombrado titular del Instituto de Vivienda de Tabasco (Invitab), pero el 1 de noviembre de 2020 que Mario Llergo dejó la Secretaría de Bienestar y Cambio Climático para hacer campaña por una diputación federal, el amigo del hijo del Presidente fue promovido a esa posición.
Casasús ocupa el puesto político más importante en el estado: por su oficina pasan los apoyos de los programas sociales que se entregan a niños, estudiantes, jóvenes, ganaderos, mujeres, campesinos y personas de la tercera edad, que componen el padrón electoral de Morena.
Un dato que dibuja de cuerpo entero al superdelegado: contrajo nupcias por el civil en la casa en Villahermosa propiedad del Presidente, y a la ceremonia religiosa, a la que solo acudieron sus allegados, la prensa local reportó la asistencia de su amigo Andy.
Además, se sometió a un tratamiento para bajar de peso, a manera de estar en forma. Hoy es uno de los funcionarios con más pasarela que el propio gobernador Merino Campos: en los actos en que participa con enviados del gobierno federal toma la palabra en más ocasiones que el propio jefe del Ejecutivo.
Fuentes de este reportero aseguran que el mejor amigo de López Beltrán está siendo perfilado para la gubernatura, pero en caso de que no lograra despegar “se le tiene considerado para, por lo menos, ser candidato a la presidencia municipal de Centro”.
El grupo político de Andy, además, también está respaldando a Javier May Rodríguez, director del Fonatur y responsable de la construcción del Tren Maya. A esa importante relación política se le atribuye que May no esté respetando los tiempos, y que sin rubor alguno sume a alcaldes, diputados y funcionario a su estructura.
Vaya, el equipo de quien se hace llamar “el Tren May” ha llegado al extremo de que en municipios cuyas autoridades simpatizan con él se recibe durante sus giras al mandatario estatal con gritos de “May gobernador”.
De acuerdo con enterados, si Casasús no crece en las encuestas como prospecto a la gubernatura, May se perfila sin contratiempo, mientras el amigo de Andy sería alcalde de Villahermosa.
Mientras, aunque es evidente que los dados están cargados hacia May y Casasús, el resto de la legión de aspirantes –suman 12– continúa en campaña, pegándose entre todos.
En el episodio más reciente del llamado fuego amigo, se ha detectado que el diputado federal Mario Llergo es el responsable de la campaña negra que enfrenta la alcaldesa de la capital, Yolanda Osuna Huerta, a quien se acusa de haber desviado cuatro millones de pesos cuando fue secretaria de Cultura.
Aunque el tema ya fue aclarado por la funcionaria, ante una observación que le hizo el Órgano Superior de Fiscalización del Congreso local, Osuna enfrenta una guerra sucia en redes sociales con señalamientos de “ratera” y otros adjetivos, cuya autoría se le adjudica a Llergo, representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y “precandidato” a la gubernatura.
Y eso que formalmente aún no inicia en Tabasco el proceso constitucional de 2024.