Por
Rodulfo Reyes
Los partidarios de Javier May Rodríguez, director de Fonatur, suponen que se hará de la gubernatura de Tabasco solo si la abanderada presidencial de Morena resulta ser Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, por lo que han arreciado la campaña a favor de quien se perfila como la corcholata preferida del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esto es, desde la visión de los seguidores del responsable del Tren Maya no será el jefe del Ejecutivo federal quien diga la última palabra en el tema de la sucesión en su tierra, sino el o la morenista que triunfe en la encuesta rumbo a las elecciones de 2024.
En Tabasco, sin embargo, hay un ejemplo claro de que no siempre el candidato presidencial pone al candidato a la gubernatura cuando el partido de ambos está en el poder. Esto sucedió en 2000 que Francisco Labastida Ochoa le ganó la contienda interna por la candidatura presidencial al tabasqueño Roberto Madrazo Pintado.
Se decía entonces que el candidato natural a la Quinta Grijalva era Arturo Núñez Jiménez y nadie, ni por asomo, se imaginaba que un muchacho regordete le pasaría encima al experimentado priísta que había sido hechura del mítico Fernando Gutiérrez Barrios.
Al igual que ahora Javier May lo hace con Claudia Sheinbaum, el priísta que venía de ser subsecretario de Gobernación apuntalaba a Francisco Labastida, cuyo comité de campaña en Tabasco era coordinado por un allegado a Núñez.
Al igual que actualmente lo hace May, que está en contra de su paisano el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, Núñez no respaldaba ni un ápice al tabasqueño Roberto Madrazo.
Al igual que ahora May se lanza contra su coterráneo encargado de la política interna del país, Núñez se le fue encima a Madrazo.
Al igual que May ha logrado que la cargada de Morena esté con él, Núñez había logrado posicionarse como el candidato de la línea en el PRI del presidente Ernesto Zedillo Ponce.
Pero en 2000, cuando todos daban por hecho que Núñez sería el abanderado priísta, cuando ya empresarios y políticos lo habían apostado todo por este, el candidato a la gubernatura resultó ser Manuel Andrade Díaz, entonces un treintañero entrado en carnes que con su carisma y su facilidad para los chistes le caía bien a todo mundo.
¿Qué sucedió que ni el presidente Zedillo ni el candidato presidencial Labastida pudieron hacer candidato a Núñez cuando todo apuntaba a ello?
Al perder Madrazo la candidatura presidencial, Zedillo le ofreció la Secretaría de Educación como parte de la operación cicatriz, pero el tabasqueño, que había solicitado licencia temporal a la gubernatura para participar en la interna priísta de 2000, pidió que lo dejaran regresar al Palacio de Gobierno de Villahermosa a terminar su mandato.
Instalado de nuevo en la Quinta Grijalva, Madrazo operó las elecciones internas del PRI tabasqueño para elegir al abanderado a la gubernatura, en la que compitieron Núñez y Andrade.
Luego de que Núñez fuera aplastado por la maquinaria priísta y responsabilizara a Madrazo de una elección de Estado, Madrazo contestó que el proceso interno tabasqueño había sido “igual de limpio” que el método doméstico del que salió vencedor Labastida.
¿Hay similitudes entre el caso priísta y el actual de Morena? Para empezar, como en 2000, ahora participa un precandidato presidencial oriundo de Tabasco (Adán Augusto) y un precandidato a la gubernatura (Javier May) está apoyando a una ficha presidencial que no es del estado, como lo hizo Núñez con Labastida.
Analistas políticos consideran que en caso de que el secretario de Gobernación no logre la nominación presidencial, su participación será determinante para levantarle la mano al que resulte elegido de entre Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard.
De ser ungida la mandataria de la Ciudad de México, como todos los morenistas de Tabasco creen, no necesariamente May será el bueno para la Quinta Grijalva, pues, al igual que Madrazo lo hizo con Labastida, el secretario de Gobernación debe levantarle la mano a la mandataria capitalina.
Algunos analistas consideran que a cambio de respaldar a Claudia, Adán Augusto solo tendrá una petición: que el encargado del Tren Maya no sea nominado para despachar en Plaza de Armas.